jueves, 16 de diciembre de 2010

ABRAZO DE LUZ




El ocho de diciembre fue el día de mi cumpleaños y me dije: Quiero hacer algo absolutamente desinteresado, entonces respondí a la convocatoria de María de los Ángeles Latrónico que invitó a través de la radio FM DAKOTA a recibir un abrazo. Así se simple. Fui hasta la calle Rivadavia esquina Medrano donde me encontré con gente que nunca había visto antes y allí María de los Ángeles me dio un abrazo. Nadie vendía nada, nadie quería persuadirme de que votara a algún candidato político o hiciera tal o cual cosa. Se trataba sólo de recibir amor.
María Angélica es un ser especial que evidentemente tiene una visión que va más allá, porque cuando me saludó me hizo un clásico movimiento hindú y dijo las palabras de saludo de mi orientación específica. Ella no me conocía, no me había visto antes, no sabía nada de mí, pero al verme se conectó con lo más profundo de mi ser. Sospecho que a cada una la saludó de acuerdo a sus creencias.

Éramos mayormente mujeres, aunque también había algunos hombres. Mientras María Angélica abrazaba a los recién llegados, intercambiamos experiencias. Pronto María Angélica invitó a gente que pasaba por la calle a recibir sus abrazos y resultó divertido y fue motivo de aprendizaje descubrir la diversidad de reacciones. A veces María Angélica aclaraba que no éramos un grupo religioso ni político. En algunos casos la respuesta fue de perplejidad, en otros de rechazo, pero hubo personas que se acercaron y compartieron su necesidad de dar y recibir afecto. No faltaron gestos conmovidos, llantos, ojos húmedos. Se respiraba un clima de energía de alta frecuencia, de compasión. Un hecho desinteresado en una esquina de la ciudad de Buenos Aires en un día feriado. Sabemos que la evolución se va produciendo en focos dentro de la sociedad. Aquel día todos nosotros, al abrigo de la energía protectora y amorosa de María Angélica Latrónico, profundizamos esa energía, ayudamos a expandir la amorosidad que necesitamos cada día tanto como el pan y el agua.




FM DAKOTA: http://www.fmdakota.com/
Si vive en la ciudad de Buenos Aires sintonícela en el 104.7 FM
Es una radio dedicada exclusivamente a la información sobre terapias alternativas y holísticas.

www.mariaangellatronico.com.ar

lunes, 15 de noviembre de 2010

UN CAMINO HACIA LA INOCENCIA

Mural del barrio de Villa Urquiza- Ciudad de Buenos Aires

La frase vino sola, de inmediato a mi pensamiento: El camino espiritual es un camino hacia un estado de inocencia. En realidad es un camino entendido hacia delante, pero es hacia algo que ya conocemos, y en realidad no es un camino hacia atrás aunque ese lugar ya haya sido visitado por nosotros, es un camino hacia adentro donde nuestra inocencia perdida que no está perdida, quedó sepultada. Supongo que se trata de tener ese estado de conciencia que tienen los niños en el que no se cualifica, no se juzga, no se mide. No se refiere a ese concepto decimonónico que concebía a los niños puros, irreales luego barrido por Freud, no, se refiere a un modo de percibir la realidad que es propia de los niños.
Si apoyamos todo nuestro esfuerzo para crecer en este terreno del conocimiento espiritual a través de lecturas, es decir si nos abocamos únicamente a un conocimiento libresco, tarde o temprano le damos el comando a nuestra mente porque desarrollamos esa capacidad y apuntamos a fortalecerla, si no hay vivencia no hay aprendizaje real y la mente fortalecida o manejándolo todo es el camino de la dualidad, instalados allí los celos, la competencia, la envidia y la falta de paz interior se apoderan de nosotros. La mente opera de modo mecánico, acumula, suma, amontona y promueve la ansiedad. Para la mente hay pasado y hay futuro, el presente absoluto es el espacio del ser. Ese es un encierro que nos llevara a ver el mundo en su aspecto dual, en su lucha, su enfrentamiento porque la mente así lo codifica todo. Pero eso que vemos no es el mundo, será en todo caso la proyección de nuestro modo de percepción. Nos convertiremos en personas cínicas que ven los dobleces en todas partes. Nada más lejos de un estado de inocencia, estaremos cargados de juicios y prejuicios. Buscando respuestas fortalecimos el ego y nos distanciamos más del niño interior. Es fácil desviarse del camino tomando el rumbo de lo mental ya que toda nuestra cultura apunta a un conocimiento intelectual y ese es lo que hemos incorporado como idea de aprendizaje. Se trata de una de las tantas trampas del ego. Ego y mente son sinónimos. Un aprendizaje vivencial en el que se integren todos nuestros cuerpos puede resultar más lento, pausado, largo, pero es el camino genuino. La mera información no es conocimiento aunque se disfrace de tal, puede llevarnos a creer que estamos en una posición privilegiada cuando lo único que ha hecho es endurecernos, parcializarnos, limitarnos. Por eso los Maestros espirituales insisten en que no abandonemos las prácticas cotidianas, sean estas meditación, oración, canto o aquellas que incluyen al cuerpo para dominar la mente. La inocencia como estado de la conciencia es sencilla pero no es un bien que se consigue rápido y barato como esas mercancías que nos venden por ahí.


lunes, 25 de octubre de 2010

El CANTO VÉDICO


"Los Vedas no son atribuibles a la destreza humana, ningún ser humano los compuso. El Veda personificado no es atribuible a país alguno en particular. Los Vedas emanan de cualquier lugar donde se anhele por ellos. Todas las religiones y todos los dharmas sólo son proliferaciones de verdades védicas."
Bhagavan Sri Sathya Sai Baba



Sabemos que orar, meditar, rezar y cantar mantras son formas de concentración de la energía. Para los que experimentamos o intuimos que existe unidad o continuidad entre el llamado mundo material o denso y el sutil esto no es una novedad. En realidad lo que existe es una red de energía que fluye constantemente, una red de conexión continua y que esa energía a veces se densifica o se sutiliza. La energía es la misma y proviene de la Fuente, nosotros, nuestros cuerpos son parte de ella. De modo que onda y partícula son variantes de la misma energía. La onda que se manifiesta en forma de sonido puede mutar a la condición de partícula según la frecuencia vibratoria. En uno de sus libros Shirley Mac Laine habla de ese descubrimiento, de cómo el color se vuelve música y la música color y luego eso muta a otro estado de la energía.
El Vedanta nos da a conocer que existen cinco elementos. En grados de menor a mayor densidad son: Éter, aire, fuego, agua y tierra.
Del Éter surge todo y se va manifestando. Por este motivo la palabra, el sonido están más cercanos a ese nivel vibratorio de la energía. El Vedanta nos informa que además, cada uno de estos cinco elementos contiene una octava parte del nivel menos denso. De modo que el aire tiene una octava de éter, el fuego una octava de aire y así sucesivamente. Si consideramos que los mantras védicos que se entonan en su lengua original, el sánscrito han pasado desde hace miles de años hasta nosotros primero mediante la transmisión oral y de maestro a discípulos gracias a una apropiada iniciación, reconoceremos el privilegio y el poder que implica practicar esta disciplina que a los occidentales nos resulta difícil, claro está. Existe además el hecho no menos importante que estas vibraciones que nos llegan a través del tiempo fueron canalizadas por seres que pertenecían a otra cultura y que estaban en contacto con otras dimensiones. Se dice que el sánscrito nos remonta a la edad de bronce. Al entonar cantos védicos estamos afectando positivamente la red de energía general mejorando la vibración del planeta todo. Obviamente al entonar debidamente los distintos sonidos estamos trabajando los chakras de nuestro cuerpo que se vinculan con los chakras del planeta. Muy probablemente hacemos resonar cuerdas dormidas para que la sinfonía del universo sea más rica. Son en este sentido mantras curativos individual y colectivamente y que desde ya afectan el llamado mundo material porque este es una continuidad de los otros mundos, una manifestación, como diría David Bohm, un universo desplegado que nos remite al Universo Implicado. Quizá por eso mi experiencia de aprendizaje de canto védico ha resultado tan sobrecogedora. He tenido la gracia de poder estudiar con Silvia Vajovsky, que ha hecho del aprendizaje y la enseñanza del sánscrito siguiendo la tradición hindú un camino en sí mismo y un servicio. Silvia es una Matají que nos introduce en la profundidad sagrada de esta práctica, en el valor y sentido de la cultura milenaria de la India, le debemos mucho a ella. La vida cotidiana puede ser sacralizada mediante este aprendizaje al menos un poco sosteniendo una vibración más elevada y otorgándole el sentido que tiene y del que fue privado por ignorancia.
Resulta conmovedor y atrayente observar cómo en la India el entonar mantras forma parte de la vida cotidiana. He visto a los pescadores cantar al unísono mientras tiraban de la red, he visto a las mujeres que fabricaban sahumerios pronunciar una y otra vez el mismo mantra creando un halo mágico a su alrededor, un clima del que era difícil sustraerse y especialmente estuve en la cocina donde era primordial armonizarse con energías equilibradas y superiores para realizar la tarea, ya que en la India quien prepara la comida y el modo en que lo hace afecta muy profundamente la vida de quien luego comerá esos alimentos. De esto modo, mediante un canto colectivo la conexión entre los miembros de una comunidad se profundiza y neutraliza rencillas. dualidades y enfrentamientos.
Uno de los aprendizajes que he podido alcanzar en este brevísimo tiempo de estudio es que el canto védico puede ser asimilado al silencio, tal vez resulte paradójico que el sonido me permita indagar en el silencio, pero es así, la mente en su continuo asociar se calma y el ser parece ir hallando sendas por donde abrirse camino. Y otra es la impecabilidad de la vida de Matají, de cómo el aprendizaje y profundización en la cultura hindú siguiendo el canto védico nos hace que la vida se vuelva menos trivial y más sagrada. Los hindúes tienen un canto para la comida, otro para tal deidad o tal otro que no son otra cosa que la representación de un tipo de energía, de esa forma vamos sutilizando y descubriendo los matices de la vida. En fin, apenas he comenzado a asomarme, si continúo hablando no haré más que expandir mi ego, lo mejor por el momento es hacer silencio o seguir entonando mantras védicos.



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martes, 12 de octubre de 2010

LOS MINEROS CHILENOS: LA SIMBOLOGÍA DE LA CAVERNA


Nuevamente los ojos de todos están puestos en Chile. No hace mucho fue el terremoto de dimensiones inusitadas, ahora esta situación de unos mineros que desde hace aproximadamente dos meses están bajo setecientos metros recluidos en el interior de la tierra.
No dejan de llamarme la atención las coincidencias con representaciones de tipo místico o si se quiere trascendente. Veamos. La mina se llama San José. Los hombres son 33. El campamento se llama Esperanza. Se encuentra en el medio del desierto. Los hombres se ven casi desnudos. Hay banderas de todos los países flameando al lado de la chilena. Resulta sencillo establecer una vinculación entre el número 33 con Cristo que fue la edad en que al ser crucificado produjo el hecho que catapultó su imagen a un nivel superior: la resurrección. San José fue el padre terrenal de Cristo. De modo que esta combinación nos lleva a pensar en muerte y resurrección, en el nacimiento de una forma de creencia que modificó a Occidente hace dos mil años en pleno apogeo del esclavismo. Esto se afianza por el hecho de que los hombres sean fotografiados con el torso desnudo, obviamente están así por el calor que sufren en el interior de la tierra. Pero se encuentran de algún modo en la panza de la tierra y pronto todos esperamos el alumbramiento, vale decir su salida a la superficie. Esto se relaciona con Cristo, de la oscuridad terrenal a la resurrección es decir a la luz, el ascenso del alma a otro plano o nivel que está representado por la subida de cada uno de estos hombres a la superficie de la tierra. Esto nos entronca con la tradición más básica: la de pasar de la oscuridad a la luz que es la base de todas las religiones del mundo. Además resulta interesante que el proceso se realice adentrándose, abriéndose paso a través de la dura materia. Se suele decir que el trabajo de autosuperación consiste en ir desechando capas, capas de densidades tales como la envidia, el egoísmo, el resentimiento, la ira, así el aparato perforando la roca para llegar hasta el centro donde está la vida se vincula estrechamente con este proceso de trabajo interior.
A esta vinculación con lo masculino (Cristo, muerte y resurrección, es decir polaridad y fuertes movimientos polares de energía) se le presenta el rol de las mujeres. Afirman que sin el actuar persistente de esposas, hermanas y madres de los mineros tal vez no hubiera sido posible la presencia gubernamental que encaró el rescate. Fueron las mujeres quienes presionaron e insistieron para que se persistiera en la búsqueda y ellas golpearon puertas, no abandonaron la esperanza. Entonces, ante el primer contacto con los mineros, se habló de milagro. La energía femenina que une, sostiene, repara y alimenta está presente en esta combinación de símbolos.
Otro hecho significativo es la historia de nuestra América latina está relacionada directamente con la explotación minera. Desde el principio la corona española financió los viajes de Cristóbal Colón con la promesa de encontrar metales preciosos. Luego, ya conocemos los resultados: nuestros pueblos originarios perecieron de a miles, niños explotados que apenas podían soportar vivos uno o dos días trabajando en las minas de Bolivia y Perú. Eduardo Galeano tiene bellos textos en los que habla de su visita a las catedrales europeas en los que dice con dolor que en ese oro está la sangre de los indios americanos. De modo que este grupo de hombres encerrados en el interior de una mina no sólo nos hablan de un nivel de trascendencia sino de una situación social entroncada con el origen de nuestros países latinoamericanos. Escuché que en la mayoría de los casos cuando los mineros quedaban así atrapados, se perdía contacto y no había forma de recuperarlos con vida. Esta vez, al parecer, la historia cambia. Y de eso se trata, da la impresión de que el alto nivel simbólico de esta situación nos está hablando de que la historia puede revertirse en varios sentidos a la vez. La voluntad humana con la aplicación de adecuada de la tecnología orada lo más denso que existe, la dura roca para ir al rescate de lo humano, de la vida misma. Pero para ello necesita de la confianza, de la unión, de la voluntad, de la fe. Y el pasaje no es otro que el de salir de la oscuridad a la luz. Este es el proceso que nuestra conciencia realiza en momentos de evolución, en esas etapas claves en las que dejamos lo viejo, lo conocido, lo transitado para avizorar una situación augural que, por nueva, produce un natural temor, la luz siempre enceguece cuando estamos mucho tiempo sumergidos en la oscuridad. La oscuridad de un modelo de pensamiento, la de la ignorancia. El afuera y el adentro son parte de una misma unidad. De ninguna manera puede ser casual que todas las miradas estén puestas en este grupo de hombres en un mundo en el que muere gente por desidia y mala distribución de la riqueza. Estamos viendo en un plano material lo que nuestra conciencia realiza en un plano sutil. Un rescate de la vida, de lo nuevo, de lo superador, frente a lo que necesita abrirse paso y quedar como una etapa necesaria de lo que fue el pasado. Día a día, cada uno de nosotros emerge desde una oscura profundidad a la luz en acciones concretas, en pensamientos elegidos, a veces descendemos un poco hacia la oscuridad, pero siempre emergemos, de lo contrario no estaríamos vivos. Si la luz no fuese más poderosa que la oscuridad la vida no sería posible. De eso nos habla esta situación, de algo tan básico y vital, de nosotros mismos. La caverna como lugar de nacimiento y de muerte. La caverna en tanto interior de la montaña, está relacionada con el corazón. El chakra del corazón es el que necesita en la actualidad ser activado para que continúe nuestra evolución superando la dicotomía emocional. La caverna nos habla del descenso a los infiernos y del segundo nacimiento y en este caso, lo presiento, es a un nivel planetario. En una sociedad que ha sobrevalorado lo material, el dinero, hoy lo que espera extraerse es algo más precioso que un mineral: es la vida humana.
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Escribí este artículo cuando aún no habían sido restacados los mineros. No deja de impresionarme que el comienzo del rescate al adelantarse haya comenzado justamente el 12 de octubre, fecha de conmemoración de la llegada de Colón a América. Esto indica para mí que se está revirtiendo un proceso iniciado hace quinientos años. El genocio de la llamada conquista española de América que marcó nuestra cultura comienza a dar señales de cambio. Se comienza, claro está, en un plano simbólico, pero aquí lo simbólico ha sido llevado a un nivel muy alto. Se ha hablado del surgimiento del sur, Asia y América Latina: ya lo estamos viviendo. Algo está haciendo nuestra conciencia colectiva para que hayamos podido crear este hecho magnífico de reversión en un continente que nació siendo el proveedor de metales preciosos y de sangre joven para un continente colonialista como lo fue Europa. El fenómeno resulta tan significativo que aún produce olas de sentido para todos nosotros.
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viernes, 1 de octubre de 2010

EL UNIVERSO SIEMPRE NOS DICE "SÍ"


Una de las frases que se ha popularizado desde que se intenta absorber la nueva energía es "el Universo conspira para que se cumpla tu deseo". Esta frase prácticamente se ha convertido en una suerte de caballito de batalla. Sin embargo la frase tiene sus ribetes. ¿Qué significa realmente? En principio la frase hace referencia a la tan mentada ley del karma, para hablar de karma necesitaríamos muchas páginas. Lo básico es que es una ley de acción y reacción, ya se ha dicho aquí. Lo igual atrae a lo igual. Karma significa acción, toda acción conlleva una reacción equivalente y del mismo signo a la acción realizada.
Lo más divulgado popularmente es que si alguien actúa obrando bien, en consecuencia experimentará hechos bienaventurados en su vida. Ya dije que karma es mucho más, pero partamos de esa base. Universo es lo que rodea y contiene a la persona y ahora decimos "Universo" en vez de "mundo" por razones lógicas y no sólo porque el conocimiento inmenso sobre galaxias y agujeros negros y expansiones constantes, ese viaje ininterrumpido que todos estamos haciendo junto con planetas y estrellas y demás materia estelar, sino porque Universo incluye también otras dimensiones, conocimiento que está siendo rubricado por la física contemporánea. Nuestra mente opera karmáticamente como un campo de energía con su propia carga gravitacional, esa fuerza de gravedad atrae y de acuerdo con el nivel vibratorio atraerá esto o aquello.
Creo que ya he hablado de una de las leyes fundamentales de la energía, la de correspondencia: como es arriba es abajo. El mundo denso y el mundo sutil están en estrecho intercambio. Hace muy poco me llegó un mail interesantísimo de una persona que hablaba de la ley de convergencia.
Silvina Augeri habla de esa misma ley aunque sin llamarla así, sino basándose en su experiencia de vida. La ley de convergencia sostiene que un pensamiento nuestro nos conecta inmediatamente con todas aquellas personas, encarnadas o no, y con las frecuencias vibratorias que están en su misma franja o rata vibratoria. Sería algo semejante a lo planteado en la película "El Secreto". Por eso debemos ser cuidadosos con lo que pensamos y superar pensamientos-sentimientos obstáculos, deprimentes, negativos, porque quedaremos inexorablemente atrapados y atrapadas en esa franja. Hace mucho escuché que las personas éramos seres multidimensionales, y finalmente lo estoy empezando a comprender.
Volviendo al Universo y su sí constante, creo que ya se entiende por qué dice "sí" siempre, porque responde exactamente a lo que queremos, porque sigue la vibración de nuestra mente, se acopla, se pone en resonancia con ella. Así existen tantos universos como niveles de vibración pueden rastrearse y cada mente construye su propio universo al atraer lo afín. Cuando decimos que cada persona vive en el mundo en el que cree nos referimos a eso.
Podemos verificar esta ley del Universo en nuestra propia vida simplemente observando qué atraemos, quiénes nos rodean, con quien me tropiezo por la calle, qué señales me está dando lo que forma parte de mi entorno. El Universo no deja de darnos señales como semáforos justamente por esta ley de correspondencia, de karma y de convergencia. El llamado ¨mundo circundante¨ no está separado del observador, existe una continuidad entre energía mental y energía densa o, en otras palabras entre la mente y su entorno, ya se ha difundido lo suficiente el principio de la física cuántica que afirma: "El observador modifica a lo observado ". Si lo pensamos bien, es absolutamente lógico.
Recordemos que un planeta grande como Júpiter tiene una fuerza gravitacional mayor que un planeta chico y eso provoca una curvatura más pronunciada del espacio tiempo. O sea que crea una dimensión temporal distinta puesto que el tiempo no es un absoluto sino que depende de esa masa y ese espacio. Si nosotros como pequeños planetas tenemos un fuerte sentimiento de amor, cuanto más intenso, mayor será la gravitación que ejerzamos sobre otros cuerpos. Del mismo modo si nuestro sentimiento es de odio, sucederá lo mismo pero atrayendo vibraciones afines. Por eso quien obra bien, está protegido. Por el mismo motivo quien vive en bajas frecuencias vibratorias se topa con la destrucción. Existe otro aspecto de esta visión global entre la palabra "sí" y el Universo y es que el Universo me está mostrando el camino que debo seguir al decirme "sí". Funciona como un espejo que me indica la brecha por la que me conviene transitar si quiero alcanzar mi objetivo. ¿Qué significa esto? Significa que a veces mi mente o mi ego o mi ambición desmedida o tal vez un mandato social o familiar me impulsan a querer empecinadamente obtener esto o aquello y yo me empeño y está bien que lo haga, pero si luego de mucho empeño nada resulta, quizá sea el momento de preguntarme si estoy en mi verdadero camino de vida, es decir si transito la senda que es la que anhela profundamente mi corazón. Puede que sí, puede que no.
Cada uno de nosotros ha venido a este planeta escuela a realizar un aprendizaje, ese aprendizaje está ligado a lo que se llama comúnmente "la misión personal", que no tiene que ser ningún salvataje espectacular, es una tarea anhelada por cada persona desde su ser más profundo y el desarrollo de esa tarea supone una autotransformación que afectará el mundo circundante.
De modo que ir con los cuernos para adelante sin evaluar las respuestas, sin estar en consonancia con las leyes principales hace que corra el riesgo de malgastar mi vida. Esa es una experiencia que podemos evaluar en nuestras propias vivencias cotidianas. A esas respuestas también las llamamos Dios. Yo podría citar muchos ejemplos, todo el tiempo estoy mirando qué señales aparecen. Jung llamaba a este fenómeno sincronicidad. Sin ir más lejos hace dos días un contacto de esos maravillosos que se me cruzan en Internet y me ayudan a conocerme, me sugirió un método.
Resulta que este método de despojamiento de condicionamientos no ha llegado a la Argentina. Esta persona me ofreció hacerlo con una cámara por Internet, ya que se es un facilitador autorizado. Y lo curioso es que no teníamos que cruzarnos ni siquiera por Internet y nos cruzábamos a cada instante por supuestos errores. Esta persona me envía las direcciones de las páginas; enseguida descubro, consternada, que todas las páginas estaban en idioma inglés. Mi conflicto con el inglés es consuetudinario. De buenas a primeras yo empecé a luchar frente a cada página con mi pobre inglés y pensé, ahora a traducir y entender lo que se pueda. Entonces me dije, esto tiene que tener una respuesta del Universo. Al otro día veo en mi computadora la pregunta de un programa que se quiere meter. Y me dije: "Uf, más información innecesaria". Pero no sé por qué esta vez, acepté bajarlo. Que hay que reiniciar la PC y todo eso. No lo hice como para que el programa se fuera al demonio. Entonces ahí, de golpe y porrazo, estaba la franja con opciones. Y, oh sorpresa, una de ellas era "traducción". Puse una de las páginas escritas en inglés sugerida por mi contacto y de inmediato la misma página con las mismas imágenes pero en castellano estaba frente a mí. El Universo me estaba diciendo sí.
Tengo otros ejemplos más impresionantes, uno que sería más largo de contar, lo resumo: el día que me anoté en la DGI dudando y temiendo porque los que hacemos lo correcto terminamos pagando por los que no lo hacen en ciertos países como el nuestro, pedí ayuda al Universo y miré hacia arriba. Aunque no lo crean en ese preciso instante me cayó plata del cielo, creo que fueron treinta pesos. Le di veinte a dos viejitas jubiladas para que la energía se expandiera y para festejar la respuesta. Sí, no sé cómo sucedió, pero fue una de las tantas señales que tuve aquel día vinculadas al dinero. Mi miedo alojado en mi mente pidió ser transformado en su propia intensidad en fe, y esa fe atrajo la energía materializada en billetes. Para los incrédulos les diré que es posible que alguien desde un colectivo haya tirado el dinero y volado hacia mí, algo de eso debe de haber ocurrido, pero la sincronicidad del momento es el milagro porque fue en ese instante.
No siempre mi mente está tan enfocada ni tiene esa intensidad (la palabra clave para pedir es "intensidad" y la intensidad depende de la fe en la ley universal que crea un campo mental y de la capacidad para enfocarse en el hecho en sí). Este hecho y otros me recuerdan que si mente, que como la de todo el mundo es poderosa, pudo hacer eso, puede hacer cualquier otra cosa.
Tenemos que confiar en nuestra fuerza interior. Y el Universo inmediatamente nos acompañará. Por este motivo es que no estamos nunca solos, por la ley de convergencia nos acompañan todos aquellos en muchos planos que están sintiendo y pensando como nosotros. Nadie está solo en este mundo, vive codo a codo con su Universo personal. Y en su Universo están contenidos todas las posibilidades, todos los seres, pasado, presente y futuro y lo que está más allá.
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viernes, 24 de septiembre de 2010

SIGNOS DE MODERNIDAD


A veces me causa gracia pensar que la revolución que sin duda estamos viviendo no fue producida por el PC (partido comunista internacional) sino por la PC, la personal computer, un aparato que ha cambiado nuestra manera de percibir el mundo y nuestros mecanismos mentales hasta un punto que aún no podemos precisar.
Convivir con una pantalla encendida sea la de una pc, un televisor o un plasma es parte del panorama de lo cotidiano. Algunas personas suelen protestar por esta invasión de la virtualidad en lo que llamamos la vida real, sin embargo para mí ese es un indicio de que en un plano tal vez inconsciente estamos incorporando la noción de que convivimos con otras dimensiones que no son captables por nuestros cinco sentidos. Así nuestro concepto de realidad se amplía. La televisión ha cambiado de signo con relación a los años setenta, ya no es el aparato bobo. De igual modo muchas personas creen encontrar en ese aparato permanentemente encendido un atolondramiento, una marca de sometimiento al mensaje de los mass media, sin duda ha de tener varias significaciones o, mejor dicho, tendrá la significación que podamos darle de acuerdo al tipo de relación que establezcamos con ella. No es el objeto en sí lo que es bueno, malo, beneficioso o perjudicial sino el vínculo que establezcamos con él. Una vez más las cosas se definen por su vinculación con las otras cosas, por la relación establecida y no por su autonomía. Ese probablemente sea el aprendizaje básico que el contacto con Internet nos está dejando. La idea de aprender o conocer está siendo profundamente alterada por nuestro uso de Internet y si bien hay quienes afirman que estamos vaciando de contenido aquello que hasta ahora implicaba un ser por antonomasia, un objeto único, sólido e irrepetible, la práctica continua de poner un nombre en Internet y de luego bucear en ese mar interminable, nos permite en primera instancia establecer las formas en que ese objeto de conocimiento se relaciona con la totalidad. Esto opera sobre nuestra percepción y nuestros hábitos de aprendizaje. La comunicación prima por sobre todas las otras cuestiones en un momento en que la humanidad está dejando el modelo patriarcal, unívoco, autoritario, verticalista. Las operaciones que realizamos diariamente nos obligan a pensar de un modo horizontal, la misma horizontalidad que nos hace sentir que aquí, al costado, conviviendo con mi realidad cotidiana, está la realidad virtual que me brindan las pantallas encendidas y también otras menos visibles.
Sabemos que nada es casualidad, que lo que ocurre tiene un profundo y equilibrado para qué. Esta revolución nos aleja a pasos agigantados de un modelo de conocimiento rígido, aislado, unívoco, opera sobre nuestra manera de pensar que va siendo modificada día a día. No es ninguna novedad que la llamada Era de Acuario aunque parezca una simplificación pone el acento en la relación de cada elemento con todo, la integración de lo diverso, la homogeneización de lo dispar para que lo individual y original destaque sus cualidades. Ahora, si lo que hacemos es aplastar esa singularidad no es culpa del método de conocimiento sino de una actividad de nuestra mente. Lo que importa es no negarnos a aceptar que los cambios marcan una tendencia, el uso que hagamos de ella depende de la evolución de nuestra conciencia, como no podía ser de otra manera.


jueves, 26 de agosto de 2010

UNAS PALABRAS DE NELSON MANDELA


"Nuestro miedo más profundo no es el de ser inadecuados. Nuestro miedo más profundo es el de ser poderosos más alla de toda medida. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, lo que nos asusta. Nos preguntamos: ¿Quién soy yo para ser brillante, hermoso, talentoso, extraordinario? Más bien la pregunta a formular es: ¿Quién eres tú para no serlo? Tu pequeñez no le sirve al mundo. No hay nada iluminado en disminuirse para que otra gente no se sienta insegura a tu alrededor. Has nacido para manifestar la gloria divina que existe en nuestro interior. Esa gloria no está solamente en algunos de nosotros; está en cada uno. Y cuando permitimos que nuestra luz brille, subconscientemente le damos permiso a otra gente para hacer lo mismo. Al ser liberados de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a otros" Nelson Mandela

lunes, 29 de marzo de 2010

CHILE:CUANDO A NUESTROS VECINOS SE LES VIENE EL MUNDO ABAJO



Los argentinos tenemos una historia particular con nuestros vecinos de Chile, sujeta a las clásicas rencillas de países limítrofes, cierta tensión por cuestiones territoriales, ya sabemos que a los argentinos nos sobra territorio y a los chilenos son un país angosto y largo con menos superficie. Argentinos y chilenos estuvimos a punto de entrar en una guerra durante el conflicto del Beagle, afortunadamente eso no ocurrió, hubiese sido triste y lamentable que dos países con gobiernos dictatoriales cayeran en eso en aquel momento. Cuando la guerra de Malvinas vivimos el doloroso hecho de saber que los chilenos apoyaron a los ingleses contra nosotros, el hundimiento del Belgrano con la cantidad de muertos no fue poca cosa para nosotros. Pero allí estamos, vecindad quizá menos cordial que la que mantenemos con Uruguay, un poquito más tensa que con la de Bolivia o Paraguay. Lo cierto es que frente al desastre del último terremoto los argentinos nos sentimos tan afectados emocionalmente por lo ocurrido a nuestro vecino país como cualquier otro en el mundo. Sin embargo observo lo que pasa aquí cuando miramos ese derrumbe monumental y no puedo evitar reflexionar, no sé muy bien cómo ha repercutido este terremoto en otras partes del mundo, lo que sí puedo observar es que algo inquietante se ha instalado entre nosotros, los argentinos, y el terremoto de Chile parece ser el hito que lo marcó. Veamos.
En los últimos años vimos que Chile creció económicamente a la par de Brasil mientras los argentinos continuamos debatiéndonos en esta continua marcha y contramarcha luego de experimentar cada vez más la pérdida del lugar y los beneficios de lo que nos caracterizó: nuestra bendita clase media. Entonces Chile comenzó a presentársenos como un ejemplo. Era común escuchar: miren cómo Chile avanzó. Y no había envidia en esto, la crisis argentina del 2001 nos llevó a un nivel de conciencia más elevado. Entonces ver que, en un instante, el país más ordenado y limpio de Latinoamérica se convertía en un caos y en un campo de muerte, algo tremendo produjo en nosotros que vivimos hace menos de una década un quiebre equivalente aunque sin terremoto físico: fue un terremoto financiero que sepultó empresas, sueños, la supervivencia de la clase media argentina educada y próspera. Yo diría que todavía los argentinos vemos con perplejidad lo que ocurrió en Chile, estamos como si no hubiésemos salido de nuestro estupor. Chile va a superar este tremendo trance, los argentinos hemos colaborado y lo seguiremos haciendo, pero no estoy hablando de un plano material. Daría la impresión que el espectáculo de Chile, tan cercano, nos sumió en un estado de desesperanza, de inquietud. El orden y la prosperidad chilena se vinieron abajo en un santiamén, quizá de la misma forma que nuestro sueño argentino de pertenecer al primer mundo no hace demasiado tiempo atrás. Los argentinos nos caracterizamos por una gran capacidad para crear, para salir de las crisis, para reinventarnos y a la vez solemos ser incapaces de sostener la bienaventuranza. Somos inteligentes, pero indisciplinados. Tenemos que aprender, Chile fue un ejemplo y ahora todo se vuelve a caer abajo, los argentinos conocemos bien esto de subir y de bajar, de alcanzar una pequeña meta que de pronto se derrumba. Tenemos fama de ser orgullosos o vanidosos, yo diría que ese es el perfil del porteño, no de los habitantes del resto del país y lo ocurrido en Chile nos sorprende una vez más y nos reaviva la última crisis financiera argentina de la que no nos hemos recuperado ni económica ni emocionalmente. Creo que cuando ocurrió lo de Haití nuestra respuesta emocional fue de sorpresa y pena, ahora con lo de Chile es como si admitiéramos que la tierra tiene un gran poder sobre nosotros, que lo impermanente es la condición básica de la vida, que ya nada podemos manejar. Se ha producido un salto de comprensión en nuestra conciencia creo que en la del mundo entero que comienza aceptar que el poder superior de la naturaleza merece ser respetado y honrado, que estamos viviendo paso a paso y de maneras imprevistas las llamadas profecías del 2012. Es extraño pero lo percibo, lo huelo, lo siento. Nuestra comunicación continua con Chile a través de la provincia de Mendoza es una puerta que nos permite mirar el espectáculo del mundo con otros ojos, por eso pienso que las experiencias de cambio climático, las migraciones humanas que se producirán debido a eso, los efectos de tsunamis y terremotos y demás fenómenos predecibles o no, pero inmanejables se convertirán en maestros de toda la humanidad, para que comprendamos en qué planeta vivimos y cuál es nuestro nuevo lugar, un lugar de participación solidaria, de integración igualitaria sustituyendo así el viejo paradigma de dominante dominado que gobernó la tierra y sostuvo la guerra y la destrucción así como la desigualdad y la repartición no equitativa de la riqueza. Obviamente todo lo que ocurre forma parte de un plan y nosotros somos parte de ese plan, aprender a descifrarlo y comprenderlo es un trabajo de nuestra inteligencia, de todas nuestras inteligencias en pos de nuestra evolución como seres humanos. Nuestra más profunda solidaridad con los chilenos que son maestros para enseñarnos la disciplina y también la capacidad de sobreponerse al caos y empezar de nuevo.
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sábado, 20 de marzo de 2010

LA RENDICIÓN ANTE LA VIDA UNA Y OTRA VEZ



Los programas de recuperación de adicciones establecen como condición indispensable o punto de partida para comenzar la recuperación alcanzar un sentimiento de rendición o lo que más comúnmente se llama “tocar fondo”. Estos programas parten de la base que las personas abusaron de sus cuerpos y sus mentes intoxicándose de diferentes maneras, lo hicieron porque tenían un sentimiento todopoderoso que la adicción no hacía más que fortalecer. En realidad estamos hablando de un orgullo de base o una falta de conciencia de la existencia de un poder superior. Lo uno y lo otro son dos caras de una misma moneda. Pretender manejarlo todo modificando la química de nuestro cerebro mediante el consumo de fármacos o sustancias es jugar a ser Dios. Sin irnos tan lejos, quiero decir sin tomar como ejemplo un adicto a las drogas, un alcohólico, un adicto a la nicotina o a la comida, sabemos que la adicción se manifiesta en diferentes grados. Podemos encontrar un apego o adicción a una idea de ser en el mundo basada en la apariencia, así el consumismo hinca sus garras y se sigue manteniendo: las personas creen que su identidad está puesta en la mirada de los otros y se visten ostentosamente, se suben a grandes automóviles, muestran algo que se puede traducir en un nivel alto de vida, así construyen una prosapia o su falsa idea de superioridad mediante la cual se sienten seguros. Esta creencia fomentó la adicción al trabajo que es una de las formas más aceptadas en la actualidad, algunos artistas también la padecen pero la disfrazan con el nombre de “estoy haciendo mi obra” y detrás de la frase se esconde el orgullo de pretender situarse por encima de los demás, la creencia de una superioridad moral o creativa que no es muy diferente a la de aquellos que intentan elevarse a través del status o la apariencia social. Y obviamente esta creencia y esta conducta se sostienen con sentimientos de individualismo, competencia, envidia, miedo y todas sus variantes.
Escucho con frecuencia la frase: “Estoy en un Camino espiritual. Emprender un camino espiritual o una vida espiritual”. ¿Pero en qué consiste realmente eso? ¿Alcanza con modificar la dieta alimentaria o practicar hatha yoga dos veces a la semana? ¿Alcanza con encontrar un método de meditación, oración o japa? Obviamente todo suma y todos son caminos válidos para encontrar un verdad que no nos entrampe en el enjambre mundano y nos nuble la visión. Pero lamentablemente los humanos estamos en un nivel evolutivo que todavía está guiado por nuestra mente y no ha incluido otras formas de conocimiento en la medida necesaria. Y nos engañamos y volvemos a crear un modo de sentirnos superiores a los otros. Entonces el que no come carne cree que encontró la llave de la evolución y se compara con el otro que aunque medita, aún come carne. Y el que medita se vuelve vanidoso porque alcanzó algunos niveles de percepción intuitiva. También está el servicio, cuando se hace un servicio al semejante sin orgullo el camino está allanado, pero no siempre resulta así, más de una vez surge la comparación y la competencia. Si hay competencia hay violencia por más sutil que sea. “La competencia es violencia”, dijo Gandhi y claro que lo es. La violencia es la no aplicación de la ley del amor que rigen todos los planos de la existencia en el universo. Si hay amor no hay competencia, hay compasión. Detrás de todos estos caminos entorpecidos hacia el conocimiento de la verdad se extiende el orgullo o la falta de humildad y detrás de eso está la creencia de una superioridad por encima de los otros seres. El orgullo se alimenta no sólo de la comparación sino de su paso previo: el aislamiento, es el aislamiento del yo frente a cualquier cosa que no sea ese yo. Y eso lógicamente expulsa la integración que es la manifestación de la divinidad. Entonces nuevamente no hay amor. Cuando el amor aparece vemos todo horizontalmente y anhelamos que el otro sea feliz, no queremos más para nosotros. Esta es una experiencia, es un estado de conciencia y cualquier palabra que digamos al respecto lo único que hará será encontrar un símbolo que siempre estará por debajo de la experiencia en sí. Lo cierto es que para poder experimentar esta clase de amor es imprescindible rendirnos, aplastar ese ego que nos separa del resto, que parcela, que nos enfrenta, que busca superioridades de distinta clase, en caso contrario seguiremos las leyes del mundo: pelear para imponerse por sobre los demás. Así se explica que la condición o base para recuperarse de una adicción sea esto, porque la adicción es la expresión máxima de un mal social, es la encarnación de un síntoma que se expresa en distintos niveles. Llega al cuerpo algo que ya está en el alma. Para poder experimentar el amor es preciso sentirnos parte de algo más grande que nos involucra y nos coloca a todos en el mismo nivel, eso puede ser llamado Dios o poder superior o conciencia colectiva o energía en el sentido de lo aglutinante y común. Si no nos asociamos con este saber, con esta energía haremos de nosotros pequeños dioses que establecerán una lucha contra algo externo que en realidad no es otra cosa que una parte de nosotros. Da la impresión que cada día se hace más y más imprescindible este conocimiento por lo que ocurre a nivel social con las adicciones, por lo que está pasando en la tierra como planeta físico. Todo se mueve y nos horizontaliza, los terremotos tiran todo abajo y los ricos y los pobres terminan casi en las mismas condiciones, casi ya que los pobres económicamente hablando por lo general resultan más afectados, aunque en cierto sentido el del impacto emocional resulte ser el mismo. La experiencia de sentirse rendido ante la vida como paso previo para comenzar un camino de humildad se está volviendo masiva, cotidiana, la tierra con sus movimientos se ha vuelto aliada de este proceso de desestructuración que estamos viviendo, de esta caída monumental del viejo paradigma que se expresa en un plano psicológico, material, espiritual. Necesitamos comprender el proceso para darnos cuenta de que es parte de un camino de apertura hacia lo nuevo, desde ya con dolor, con trabajo, con la necesaria rendición, una y otra vez.
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Ilustración de F Sánchez

domingo, 24 de enero de 2010

HAITÍ, UNA PUERTA MÁS HACIA LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA



Ya sabíamos que la tierra iba a continuar moviéndose. En las canalizaciones de Kryon a principios de los noventa se anunciaba esta etapa, la tierra no está ajena al cambio de conciencia colectiva de la humanidad. Las distintas frecuencias vibratorias están interrelacionadas, la materia con su vibración lenta es afectada por la energía más etérica de las mentes. Ningún cambio importante en el planeta tierra puede producirse sin movimiento de polaridades. Aún así, las imágenes del dolor humano por lo ocurrido en Haití nos impactan y producen en las personas distintas reacciones: compasión, profunda pena, angustia, miedo, enojo, indignación. Según el nivel de conciencia de quienes perciben esas imágenes, la reacción emocional será de energía más sutil o más densa.
Hay quienes no comprenden la actitud de los haitianos, ya sea por su violencia o por su apatía. Podríamos decir que las dos responden a una historia de coloniaje y dominación, de esclavismo, una vez más nos enfrentamos a la posibilidad de evaluar la conducta de otro semejante según nuestros parámetros de vida o intentamos ponernos en su lugar y contemplar el mundo desde su perspectiva. Todo me lleva a pensar el terremoto no sólo nos mostró el desastre natural sino que colocó en que este primer plano a la sociedad de Haití frente al mundo, quizá porque el mundo necesita aprender también de eso, aprender a mirar desde una aceptación de la diversidad, aprender a mirar sin desconsiderar la situación histórica de un país que fue reducido por los países dominantes a la condición de servidumbre. La pobreza extrema traslada de generación en generación produce anestesia en el carácter, abulia o una ira contenida que estalla violentamente. Eso ocurrió con nuestros indios guaraníes en América del Sur, por sólo citar a un grupo de los habitantes originarios. Haití no nos es ajeno, es una parte nuestra, una parte de una humanidad que ha sostenido la desigualdad en el planeta con un sistema económico que derrocha por un lado y priva hasta el hambre por el otro. El desastre natural puso al desnudo lo no natural de una sociedad producto del esclavismo. Y lo irónico es que el estado en que se encuentra Puerto Príncipe es semejante a una imagen de ciudad bombardeada, algo muy parecido a la Europa de 1945. ¿Podremos alguna vez como especie humana darnos cuenta de que la guerra es una atrocidad? Esta vez no fueron las bombas humanas y nos aterramos más, pero vivimos viendo imágenes de guerra con cierta naturalidad. Sospecho que la cultura occidental logró que nos familiarizáramos con la guerra y a la cultura la hacemos todos. Haití nos está mostrando muchas cosas que aún necesitamos cambiar dentro de nosotros mismos hacia nosotros mismos, hacia el semejante que tenemos cerca. El uso y el abuso del ser humano convertido en cosa no se da sólo en la guerra y en grandes catástrofes, ocurre a diario en la calle, en la oficina, dentro de las familias, aún no hemos aprendido a respetarnos, a valorarnos, a valorar la vida que tenemos, esto que observamos a través de una pantalla lleva al extremo algo que también está presente en nuestra vida cotidiana y con lo que nos hemos familiarizado también, lo mismo que con las imágenes de guerra. De algún modo hemos naturalizado lo antinatural: la violencia. Solemos tratarnos mal a nosotros mismos creando violencia interna a través de adicciones, mala alimentación, malos pensamientos, violencia que luego hacemos extensiva a otro ser humano, a los niños, a los ancianos, al planeta. Es muy doloroso lo que pasa en Haití, intolerable, pero aunque magnificado nos invita a mirarnos por dentro, aún necesitamos pulir muchas aristas para que el mundo exprese una mayor armonía, esa armonía que está presente en la naturaleza cuando los humanos no interferimos con nuestro accionar. Sin embargo, en medio de este horror, está lo otro: el servicio desinteresado de socorristas, de médicos, de enfermeras, de militares y civiles, más allá de los intereses políticos. Algunos nos enteramos de que la población de Haití está mayormente constituida por niños y jóvenes debido a que la pobreza ha hecho que la expectativa de vida ronde por los cincuenta años. Así que los sobrevivientes son niños y bebés que dan vueltas sin encontrar seres que los protejan ni les den comida. Esto también es un peligro y una invitación para los comerciantes de la trata de personas. Pero hubo algo en medio de todo esto que echó una lucecita. La frontera con República Dominicana es zona caliente, los haitianos tratan de salir de un lugar donde no hay forma de subsistencia ni agua ni techo, pero también desde República Dominicana se registró un contingente de mujeres jóvenes que tienen hijos y que amamantan y ellas hicieron el viaje desde su país hacia Puerto Príncipe, como un servicio: fueron a alimentar con su leche materna a algunos de esos chicos que quedaron sin madre. Este episodio es ya una historia conmovedora y que merece ser rescatada en medio del horror, lo merece igual que esos cuerpos echados sobre el piso, tan parecidos a los que la Madre Teresa levantó de las calles de Calcuta. Esas madres amamantadoras son madres anónimas, son partecitas de la Madre Teresa en un mundo que pide a gritos ser rescatado de su oscuridad.




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