sábado, 29 de agosto de 2009

CONTRASTE DE PARADIGMAS



Recordaba un documental en el que se mostraba a seres de la época de piedra, se veía el choque producido en el contacto entre el llamado hombre Neandertal y el Cromagnon, dos momentos evolutivos diferentes, partes de un mismo proceso, pero uno sobrevive al otro para dar rienda suelta a la cadena que nos trae hasta nosotros. Pensé también en el choque de culturas que se produjo ente Cristóbal Colón con su tripulación y los habitantes originarios de América: estupor, miedo, confusión, dos mundos enfrentados, dos visiones. Dos culturas que se miraban descubriéndose. Sospecho que algo parecido está ocurriendo en la actualidad, aunque ya no en un plano estrictamente cultural. Las personas como nunca antes participan de la desestructuración del modelo patriarcal basado en una autoridad puesta fuera de su persona, al que era preciso obedecer. Esa autoridad podía estar encarnada en la figura de un pater familia, de un líder religioso o de un monarca, por citar algunos ejemplos. El concepto de saber y de poder se ido modificando profundamente en los últimos años, de modo que personas que antes coincidían, hoy se sienten lejanas entre sí. Han cambiado sus paradigmas o sistemas de creencias y como tal sus intereses, su manera de sentir y de ver el mundo. Y debido a que nos acercamos o alejamos de la gente por razones que no conocemos totalmente, de pronto nos entristecemos porque tal amigo ya no está con nosotros, porque aquella o aquel compañero de la escuela se alejó. Lo mismo ocurre con los matrimonios y ni hablar de la relación entre padres e hijos, dado que se producen saltos generacionales cada vez más intensos.
Al ver a una persona captamos su campo vibracional, esto se produce inconscientemente. Sentimos afinidad con nuestras propias vibraciones o desarmonía, luego utilizamos la razón para explicarlo y encontramos sin duda una serie de motivos, pero lo verdaderamente importante es que las creencias del otro marcan el pulso de sus vibraciones que tienen o no la misma longitud de onda que las mías. Tengo la impresión de que estamos viviendo un entrecruzamiento monumental de paradigmas distintos y eso nos crea mucha confusión. Tenemos que tenernos paciencia a nosotros mismos y ser comprensivos con los demás. Estamos todos en un proceso de transformación, los afectos siguen estando, la esencia de la gente no cambia, cambian momentáneamente sus vibraciones buscando elevar su frecuencia. Por eso muchas veces la respuesta frente a esta falta de sincronización es la huida, el desconocimiento del otro, el alejamiento necesario. Se produce como una especie de alelamiento, de sorpresa y no es posible el intercambio, atrás quedaron aquellas discusiones y largas charlas apoyadas en el razonamiento. Quizá como estamos en un período de aprendizaje no logramos sostener por demasiado tiempo una frecuencia más alta y subimos y bajamos, somos como esos niños que comienza a caminar y trastabillan y se caen pero caminarán con fluidez y seguridad en el futuro. Nos parecemos bastante a aquellos seres humanos de la edad de piedra por supuesto, en otro nivel de nuestra evolución. Mirar para atrás en este caso resulta útil: la evolución es una constante, estamos en un estadio sutil de ese proceso evolutivo. Estamos aquí viviéndolo y somos los protagonistas.



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miércoles, 19 de agosto de 2009

LIE TO ME



“Lie to me” es una serie norteamericana que se transmite por el canal de cable Fox. El personaje principal es un científico que trabaja como investigador para la policía. ¿Cuál es su método? Muy sencillo: lee los rostros, los cuerpos, los gestos. No presta atención a las palabras porque parte de la premisa siguiente: todas las personas siempre mienten. De modo tal que cuando la policía ha interrogado a los supuestos culpables y tiene dudas sobre su inocencia recurre a este investigador que se vale del video para analizar cada gesto, cada movimiento. En una pantalla gigante reproduce la imagen muchas veces quitándole la voz y congelando la escena. Están categorizados muchísimos gestos: odio, ira reprimida, miedo, ansiedad, etc. Pueden manifestarse con un rictus muy leve en los labios, un movimiento de hombros imperceptible, un ceño fruncido o un llevar las manos hacia atrás o hacia delante.
Lo interesante del procedimiento de este investigador es que también utiliza la mentira y la simulación para poner en evidencia la mentira muy encubierta de los supuestos culpables. A mí esta serie nueva me apasiona porque pone en tela de juicio todo el andamiaje de las palabras que son la base de la cultura occidental. Con las palabras encubrimos y mentimos pero nuestros cuerpos no nos dejan mentir completamente, con lo que se demuestra que la mentira jamás puede abrirse camino ni tener un lugar genuino en el mundo. Resulta más que interesante ver a este hombre mirando fijamente a sus interlocutores o poniendo en evidencia en la calle a personas que simulan situaciones o identidades falsas. Inevitablemente estas historias ficcionales nos hacen volver hacia nosotros mismos y ver hasta qué punto hemos utilizado mecanismos burdos, mecanismos que se nos presentan burdos gracias a que han sido puestos sobre el tapete. Podemos decir que la mentira social o piadosa ha sido aceptada de alguna manera, pero es un error ya que cuando decimos algo que en lo profundo de nosotros sabemos que no es verdad, nos escindimos y eso produce una huella en nuestro cerebro, así retrasamos nuestro camino hacia la búsqueda de esa unidad que ya somos en esencia, pero que aún no se ha manifestado y que se manifestará inevitablemente cuando alcancemos más conciencia, más luz sobre nuestra genuina naturaleza. Mentir aún en un grado ínfimo no es bueno. Los trabajos de evolución de la conciencia promueven que cada día evitemos hasta la más mínima mentira como un ejercicio de revelación. Si ejercitamos un doblez en un plano como este de la tercera dimensión o mundano, estamos haciendo extensiva la energía hacia otros planos, suponemos que sólo hemos creado una falsedad hacia fuera, pero esa falsedad se extiende hacia zonas ocultas de nosotros mismos, del mismo modo que el cuerpo nos delata ese doblez que aparece entre nuestras palabras y nosotros cuando decimos una mentira. La Verdad es la Verdad y necesita de una mente luminosa y un corazón limpio para hacerse presente.


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Imagen superior izquierda: obra de Kandinsky

lunes, 10 de agosto de 2009

ESO QUE VUELA


Voy caminando por la calle y el viento despeina la melena de la gente, hace flamear echarpes, mueve las copas de los árboles. Pero allí de pronto una bolsa de nylon se alza, ha acaparado el aire dentro de sí y se eleva, se eleva. Es sorprendente. Entonces me acuerdo de una escena de la película “American Beauty”. Están dos adolescentes mirando la filmación que uno de ellos realizó. Se ve la pantalla y comienza la imagen. Al principio no es nada, es una especie de patio, pero luego el viento levanta por el aire una simple bolsa de nylon, una de esas bolsas que dan en los negocios para que transportemos la mercadería. Los adolescentes ven elevarse ese pedazo de plástico de color blanco y se emocionan, se emocionan. ¿Qué los emociona? Podría decirse que el movimiento de la vida, la vida misma. El cambio imprevisto de la vida. Si consideramos esta escena en el marco de la película adquiere mayor sentido. Toda la película con un gesto sumamente sutil, al punto de crear una mirada estética nueva, parodia el modo de vida de una clase social que se basa en la apariencia, el consumismo, la incomunicación en la familia, el descontento frente la propia existencia. Y que justamente algo descartable como una bolsa de supermercado se convierta o, mejor dicho, sea convertida en un objeto de arte gracias a la mirada de quien capturó una imagen en movimiento, dice más de lo que dice.
Esta mañana cuando el viento y yo andábamos por la calle, tengo que reconocer que la bolsa que se alzaba por el aire me subyugó. Siempre me han fascinado los seres que vuelan, sean palomas, otros pájaros, mariposas, ahora sé que representan en un plano material un nivel de la evolución o de la iluminación. En el libro “La nueva tierra” Eckhart Tolle pone como ejemplos de iluminación en el mundo material a un diamante que dejó de ser carbón para transmutarse en algo deslumbrante. Lo mismo ocurrió con otras especies que mutaron en pájaros. Algo milagroso tuvo que suceder de algún modo para que eso aconteciera. A mi terraza llegan muchos pájaros y cada vez más variados, más coloridos, debido al cambio climático y celebro esos fugaces encuentros. Claro que tengo que reconocer que esa imagen de la bolsa adquirió mayor sentido gracias a la película. La película me la iluminó. Del mismo modo que Tolle dice que en el plano material se produce una evolución equivalente a la iluminación o ascensión del espíritu humano, el arte que ha sido creado por los humanos, crea una suerte de juego de iluminación o ascensión cuando la vida nos muestra algo que nos lo recuerda. Una película, un libro, una música, un cuadro le han sumado a la experiencia vital un plus de sentido y en otras ocasiones, simplemente ha sido la puerta o el desencadenante de un proceso de cambio interior.
En todas las culturas hay seres alados que simbolizan elevación, superación del plano habitado, crecimiento, divinidad o como queramos llamarlo. A veces algo considerado un desperdicio obra el milagro. El mundo entero es un milagro con o sin viento, a pesar de los innumerables objetos de desperdicio que depositamos en él. Sólo basta con mirar, sentir, estar atentos. Y esa bolsa que repentinamente vuela tiene su correspondencia en algo que tal vez no podamos vez y que también nos está iluminando sin que una parte de nosotros lo sepa.


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domingo, 2 de agosto de 2009

CONCIENCIA DE INFINITO


Debemos reconocer que el nivel de conciencia actual todavía no tiene conciencia de infinito. Por nuestro modo de percepción recibimos todo fragmentariamente y así calificamos, condenamos, discriminamos, polarizamos. Al parecer seres con mayor evolución entre los que están los santos católicos, los gurúes orientales, los chamanes americanos han poseído, poseen, un grado de esta conciencia de infinito que, por el momento, comienza con la exploración del espacio extraplanetario, pero esto es una metáfora o un primer paso de un salto en nuestro modo de percibir el universo.
Si pensamos que el ser humano medieval concebía a todo su mundo conocido como un fragmento de lo que es nuestro planeta, me refiero a los euroasiáticos especialmente y que un viaje en carabela puso en contacto a dos continentes produciendo un choque de culturas, si además consideramos que los pueblos originarios de América al ver a los conquistadores españoles creyeron que pertenecían a otro plano y no a la tercera dimensión y que de esto no han transcurrido más que quinientos años, luego de lo cual se configura para la especie humana otro diagrama de mundo conocido incluyendo a la tierra en un sistema que la comprende, podemos reflexionar sobre la forma en que nuestra tendencia a fragmentar ha estrechado nuestra cosmovisión. Sabemos que ya ha comenzado para la conciencia media un movimiento de expansión. Aún hoy, a pesar de eso, seguimos atrincherándonos en lo conocido, en lo propio, en lo mío, en lo familiar y de esta forma establecemos para la mente una división entre esto y aquello, así volvemos a achicar nuestra idea del mundo.
En la actualidad nos llegan a la pantalla de nuestra computadora, a las del televisor hogareño, en fotos en diarios, variadas imágenes del Universo tomadas por aparatos que la humanidad construyó y que gracias a los satélites hemos podido alcanzar. Y son asombrosas. Galaxias en forma de espirales en colores evanescentes que desafían nuestro concepto no sólo del espacio sino del tiempo. Nacimiento y colapso de estrellas que ocurrieron hace montones de años luz. Estrellas que vemos aunque ya han muerto. Eso, desde ya, nos permite ubicarnos en un rincón de esta vastedad, nuestro planeta se ve como un punto y dentro de ese punto estamos nosotros en medio de la inmensidad de la raza humana. Esta experiencia visual nos conduce a replantearnos nuestro lugar en el Universo, a minimizar lo que llamamos problemas personales, a repensar a la humanidad en su totalidad y a revisar nuestra lista de prioridades. Obviamente aún no hemos terminado de procesar ese impacto visual, nos va a demandar un tiempo. Así les ocurrió a los pueblos originarios de América cuando vieron a los hombres barbados y a los españoles cuando se encontraron con esa civilización que no era la esperada. Estamos experimentando una suerte de colapso en nuestro antiguo paradigma mientras la tierra acusa recibo como cuerpo vivo del efecto de estas vibraciones, la que nuestras mentes imprimen a nuestros cuerpos y cómo estos repercuten en el cuerpo de la tierra. Este es un temporal que limpiará los aires y no podemos bajarnos de la barca, debemos atravesar, en el lenguaje del I Ching, las grandes aguas. Lo decisivo es la adecuación de nuestro instrumento -nuestra percepción del mundo- a la grandeza deslumbrante de lo que nos rodea y nos contiene. Mientras tanto, las sacudidas son parte del proceso. Sin confianza en lo trascendente es imposible tolerar los percances del viaje.



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